Sharp, empresa japonesa conocida sobre todo por sus televisores y tecnologías de pantallas LCD,
es una empresa fundada en Tokyo en el año 1912 por Tokuji Hayakawa que
empezó su andadura fabricando hebillas de cinturón y portaminas. Por
aquél entonces, los lápices tenían que ser afilados manualmente, pero
Hayakama, gracias a su dominio del trabajo con el metal, consiguió
perfeccionar con gran éxito un sistema que ya se había propuesto años
atrás para fabricar lápices que no tuviesen que ser afilados.
Este
primer portaminas, era básicamente una vaina de metal que contenía la
mina con un grosor constante a elegir entre diferentes opciones. El
nombre con el que se bautizó a este dispositivo era "Ever Ready Sharp
Pencil" y de ahí se quedaría Sharp como el nombre de la compañía.
No fue adoptado oficialmente hasta 1969, aunque de facto todos sus
equipos llevaban serigrafiado Sharp de forma generalizada desde el
principio. ¿Cómo se convirtió una empresa que fabricaba "lápices siempre
afilados" en una empresa con más de cien años de antigüedad que además
de televisiones y pantallas LCD fabrica electrodomésticos, paneles
solares, móviles y hasta dispositivos médicos?
De cero a cien... años
Tras construir un negocio de éxito alrededor de las hebillas de cinturón y los portaminas "Ever-Ready Sharp Pencil",
en 1923 un terremoto asoló la región de Kanto y con ella la flamante
fábrica que Hayakawa había construido en las proximidades de Tokyo.
Hayakawa se trasladó a Osaka y volvió al mundo empresarial, pero esta
vez en el incipiente campo de la radio, construyendo un receptor funcional en 1925, que se puso a la venta con un precio muy competitivo bajo la marca Sharp.
Una interesante recopilación de todos los hitos tecnológicos de Sharp.
En
los años 30 ya exportaba radios y componentes electrónicos, pero con la
guerra también empezó a fabricar equipos para el ejército, al tiempo
que hacía frente al bloqueo internacional por parte de países como
China. Mientras tanto, las radios iban evolucionando, adoptando tecnologías como las válvulas de vacío, y posteriormente los primeros transistores.
En los años 40, la crisis económica fruto de la posguerra puso en
aprietos a la compañía, con una reducción notable de las ventas.
En 1953 llegó la televisión a Japón, y Sharp
comercializó algunas de las primeras TV
con diagonales de 17'' y 14'', alcanzando cuotas de mercado en Japón de
hasta el 26%. En los años 60 se introdujo en el mundo de las
calculadoras de transistores y en los 70 en el de las calculadoras con
pantalla LCD. En los 80 llegaron
las primeras televisiones LCD
y los PDA en los 90 tuvieron en el Sharp Zaurus a un referente, en el
año 2000 Sharp tuvo el primer móvil con cámara, para seguir en el siglo
XXI con smartphones, pantallas 4K, sistemas de vigilancia
y hasta robots, como Tuly, que hace de Concierge en las habitaciones del hotel
Henn na.
El robot Tuly de Sharp hace las veces de asistente controlado mediante voz en las habitaciones del Hotel Henn na.
Una empresa internacional
El espíritu empresarial de Hayakawa hizo posible la diversificación de la compañía. A las radios, televisores o calculadoras se sumaron en os años 50 y 60 los primeros electrodomésticos.
Capturando las tendencias en el momento justo para subirse a ellas,
Hayakawa se embarcó en la fabricación de lavadoras, secadoras, hornos
microondas o aparatos de aire acondicionado. También dedicó divisiones
para el desarrollo de tecnología de paneles solares, equipamiento médico o material de oficina.
La
expansión internacional siempre estuvo en los planes de Hayakawa, pero
no fue hasta los años 70 cuando la compañía dio el salto a Estados
Unidos, abriendo una oficina de ventas. La adopción de Sharp Corporation
como nombre para la empresa en detrimento del vigente hasta entonces
(Hayakawa Electric Co.) parecía una decisión comercial óptima. Además,
el foco empresarial se puso en el segmento de la electrónica y los
componentes electrónicos.
El resultado fue una diversificación significativa
en las líneas de productos que fabricaba y vendía. Las calculadoras se
convirtieron en organizadores personales y traductores. El material de
oficina en PCs, y los electrodomésticos en máquinas de vending y
equipamiento profesional. Al tiempo, los departamentos de I+D avanzaban
en tecnologías como las pantallas LCD, así como la tecnología LED o los paneles solares.
La apuesta por LCD
En los años 80, Sharp consiguió desarrollar prototipos de pantallas basadas en la tecnología LCD. Tras la muerte de Hayakawa, la compañía tomó un rumbo acorde a los nuevos tiempos y el tirón de la optoelectrónica
y la tecnología LCD hizo que se apostase por ella como un motor de
crecimiento para los años siguientes. Esta apuesta, se confirmaría a
finales de los años 90, con el nombramiento de Katsuhiko Machida como
presidente de la compañía, quien declaraba que para el año 2005 habría conseguido reemplazar todos los televisores del mercado nipón con los LCD TV.
La calidad de los televisores de Sharp ha estado tradicionalmente en lo
más alto de los rankings. Gamas como las de la familia Elite han sido
auténticos hitos, aunque no aptas para todos los bolsillos.
Con el cambio de siglo, Sharp apostó definitivamente
por la tecnología LCD
como su imagen de marca. Y realizó importantes inversiones en la
construcción de fábricas de última generación. En Kameyama construyó dos
plantas en 2004 y 2006, y en 2009
puso en funcionamiento en Sakai la primera fábrica capaz de fabricar paneles de décima generación. El coste de esa planta fue de
380.000 millones de yenes (unos 2.800 millones de euros). Además, en 2007 puso en funcionamiento otra planta en Polonia.
El resto de divisiones seguían operando, pero la mayor parte de los recursos de marketing e inversión de Sharp estaban puestos en la tecnología LCD.
Sharp confiaba en su buena aceptación en el mercado japonés primero e
internacional después, con gamas como Aquos. La cultura empresarial
japonesa basaba sus decisiones en la consecución de objetivos como la calidad y la excelencia tecnológica, y a Sharp le había ido bien hasta ese momento.
La crisis económica
Estos planes se truncaron en 2008, con la crisis económica mundial
que llevó a cambios en las cotizaciones del yen y a una caída de ventas
significativa. Las cuentas de resultados pasaron de arrojar beneficios a
redundar en pérdidas año tras año. Tras sucesivas reestructuraciones de
las diferentes áreas de negocio, en 2012 Sharp llegó a un acuerdo de
colaboración con la empresa Taiwanesa Hon Hai Precision Industry (Foxconn) para explotar conjuntamente la planta de Sharp en Osaka.
La fábrica de Sakai, una de las más modernas del mundo.
En 2014, Sharp se vió obliagada a llegar a un acuerdo con la empresa
UMC (Universal Media Corporation) de modo que UMC
adquiría la fábrica de Polonia,
así como la licencia para comercializar la marca Sharp de productos AV
durante cinco años, con el apoyo tecnológico de Sharp. De este modo, UMC
complementaría su repertorio de productos como Blaupunkt o UMC con una
marca de más entidad como es Sharp.
Las noticias más recientes, que no pasan de la categoría de rumor, hablan de que
Hon Hai Precision (Foxconn) estaría tratando de adquirir la práctica totalidad de la división LCD de Sharp, según ha publicado el
periódico japonés Mainichi por un valor de unos 1.700 millones de dólares.
La comoditización y la tecnología
Detrás de la crisis de Sharp o la de Sony o Panasonic, está el fenómeno de la comoditización.
Cuando una tecnología nueva se empieza a comercializar, la capacidad de
producción es moderada, los precios son altos y el potencial innovador
es enorme. Al principio, cada nueva generación tecnológica avanza
sustancialmente frente a la anterior, que a cambio se puede vender más barata y con una capacidad de producción mayor.
Este
ciclo de innovación, tras varias iteraciones, acaba por alcanzar un
punto de maduración a partir del cual las sucesivas generaciones solo mejoran marginalmente.
Y el mercado se satura con productos de una calidad honesta y un precio
asequible que, para la mayor parte de los clientes, satisface sus
expectativas. Sharp construyó factorías para fabricar productos de alta
calidad, pero justo en el momento previo a la saturación del mercado, de
modo que eran más caros, pero con una calidad solo marginalmente mayor y sin funcionalidades como Smart TV.
Sharp llegó tarde
para adaptarse a un mercado como el de las televisiones y pantallas
LCD, saturado con modelos como los de Samsung o LG, que además de tener
precios muy competitivos, incluyen tecnologías como Smart TV.
Y el resto de las divisiones de Sharp, como las dedicadas a las
energías renovables, la salud, los electrodomésticos o los equipos
ofimáticos no son capaces de compensar las pérdidas de la división LCD.
Un riesgo para todas las empresas tecnológicas
Sony
es otro ejemplo en el que una empresa con una trayectoria impecable se
ve inmersa en una espiral de pérdidas provocadas por la saturación del
mercado. Sony se desprendió de los ordenadores Vaio y a
día de hoy capea el temporal con la división de móviles Xperia (que no
pasa por su mejor momento) y la de videojuegos, un sector que se
mantiene a flote y, de momento, a salvo de este fenómeno.
Panasonic, por poner otro ejemplo proveniente de Japón, también ha pasado por serias dificultades, aunque en la actualidad parece estar recuperándose. La lección, en cualquier caso, es la de no confiarse y asumir que el mercado fluctúa a ritmos cada vez más acelerados. Tener una cuota de mercado de doble dígito
como tenía Sharp en su momento en el mercado de televisiones LCD, no ha
impedido que ahora esté en torno al uno por ciento o incluso por debajo
en algunas geografías.
Haz productos que otros quieran imitar - Tokuji Hayakawa (3 de noviembre 1893 - 24 de junio 1980)
Una empresa ecológica, innovadora y honesta
Los 103 años de historia de Sharp
están repletos de innovaciones tecnológicas y prácticas empresariales
honestas. Sharp es una empresa ecológica, pionera en muchas de las áreas
de negocio en las que se embarcó, como el de las calculadoras, los
paneles solares, las pantallas LCD o incluso la telefonía móvil. La
primera televisión LCD data de 1988 y Sharp fue quien la hizo posible.
Desarrolló la tecnología Quatron y los paneles IGZO son únicos en su categoría gracias al reducido tamaño de sus transistores.
Las pantallas 4K de 5,5'' son posibles usando la tecnología IGZO
Los
tiempos están cambiando a un ritmo tan acelerado, que valores
tradicionales, como los aplicados por empresas japonesas como Sharp,
chocan frontalmente con la economía de mercado imperante. Tokuji Hayakawa apostaba por hacer productos que otros quisieran imitar. Y justamente porque otras compañías como Samsung o LG los imitaron, Sharp ha tenido que tomar medidas drásticas para sobrevivir.
Confianza,capital, servicio público, personal y clientes son los cinco ingredientes de los negocios para Tokuji Hayakawa.
Un futuro incierto
Sharp está pasando por un momento complicado. La decisión de poner el peso de la compañía en la división de pantallas LCD, con inversiones multimillonarias en fábricas
para paneles ha lastrado a la compañía una vez que el mercado de las
pantallas ha sido copado por fabricantes coreanos como Samsung o LG.
El eslogan de Sharp es "Sinceridad y creatividad"
Aún así,
Sharp cuenta con 50.000 trabajadores
en todo el mundo y divisiones como la dedicada a fabricar paneles
solares aún pueden tener viabilidad como negocio. Además, Sharp cuenta
con una ventaja importante en tecnologías como la de los paneles IGZO
donde
sigue siendo un referente mundial. La división de
equipamiento de oficina
(equipos multifuncionales con sistemas de gestión documental, por
ejemplo) también sigue operativa, y si consigue refinanciar su deuda y
evitar ser comprada por empresas como Foxconn puede tener una segunda
oportunidad.
Sharp es algo más que las televisiones, aunque entre su división de
fabricación de paneles y la dedicada a las televisiones, acumulan más de
un 50% de sus ingresos. Este área de negocio es precisamente la más
deteriorada en cuanto a cuentas de resultados durante los últimos años y
también una de las causas más importantes de la delicada situación por
la que atraviesa la compañía.
De momento Sharp sigue dependiendo de ella misma
pero con matices. En el pasado ya ha tenido que empezar de cero en
otras ocasiones, aunque los terremotos geológicos son menos dañinos para
una empresa que los cataclismos de la economía y los mercados.
En el año fiscal en curso la situación
no parece mejorar a pesar de
los severos planes de reestructuración que se planteó afrontar en su último
Informe Anual 2015
en el que anunciaba que no iba a repartir dividendos entre sus
inversores, que vendería sus oficinas centrales y reorganizaría sus
unidades de negocio aplicando importantes recortes en sus procesos
operativos,
incluyendo 3.500 despidos.
La
situación es delicada y lo que suceda con la compañía entra dentro de
una suerte de cábala donde los propios directivos contemplan múltiples factores de riesgo
que pueden comprometer el futuro de la compañía más allá de sus planes a
medio plazo para retornar a cuentas de resultados positivas. Entre
otras muchas medidas, una de las que se plantean es la de recuperar el
control de la producción de paneles LCD en la Kameyama Plant No.1, dedicada casi en exclusiva a fabricar pantallas para los dispositivos de Apple.
La fábrica Kameyama No.1 en Japón está dedicada a la producción de pantallas para dispositivos de Apple.
En
2012 Apple contribuyó con unos mil millones de dólares a reconvertir la
fábrica para producir paneles para móviles y tabletas en vez de
televisores, pero Sharp
planea diversificar su clientela ahora que parece que la tecnología IGZO ya se puede desplegar en grandes volúmenes. De momento
Sharp ofrece esta tecnología en el nuevo iPad Pro
en exclusiva a la espera de que LG y Samsung también fabriquen
pantallas con esta tecnología de pantalla que, entre otras virtudes,
tiene un consumo energético más eficiente.
En los meses que siguen Sharp afronta un reto importante para asegurar su continuidad
como compañía. De momento tiene el apoyo de los inversores en su plan
de reorganización hasta 2017, pero si las cuentas de resultados siguen
sin mejorar en los trimestres que vienen, este apoyo puede estar
condicionado a medidas más drásticas como la venta de algunas de sus
divisiones a otras empresas. Sin ir más lejos, Foxconn ya ha manifestado su interés por la de fabricación de paneles LCD.